LA VISIÓN DE DIOS Y LA VISIÓN DEL HOMBRE SOBRE NUESTROS HERMANOS
¡Qué rica gracia brilla en esta parábola! “Cuán hermosas son tus tiendas , oh Jacob, y tus habitaciones, oh Israel!” (Números 24:5). Si alguien hubiera descendido para examinar esas tiendas y habitaciones según la visión del hombre, ellas pudieron haber parecido “negras como las tiendas de Kedar”. Pero vistas con “la visión del Omnipotente”, eran “hermosas”, y el que no las viera así, tenía necesidad de tener “los ojos abiertos”. Si miro a los hijos de Dios desde la “cumbre de las peñas”, los veré tal como Dios los ve, esto es, revestidos de toda la belleza de Cristo, perfectos en él, aceptos en el Amado. Esto es lo que me permitirá andar con ellos, trabajar con ellos, tener comunión con ellos, elevarme por encima de sus distintos ángulos y puntos de vista, pasar por alto sus manchas e imperfecciones, sus fallas y debilidades (con la excepción del deber de la iglesia de juzgar el mal moral y doctrinal según 1 Corintios 5:12-13). Si no los contemplo desde ese elevado sitio, des...